Por Alejandra Tronco

Tal vez en algún momento, estando con tus amigos, tu familia, en la iglesia o en alguna parte, has escuchado o has hecho comentarios sobre este tema. Sabrás que muchos hacen actividad física por diferentes razones: para mantenerse ocupados, como un hobby, como una actividad entre amigas o amigos, o simplemente como algo que el doctor o el nutriólogo les recomendó.

¿A Dios no le gusta que hagas ejercicio?

Querer cuidarnos físicamente está bien. A Dios nunca le va a gustar que estemos enfermos o que nos sintamos mal con nuestro propio cuerpo. Siempre verá por nuestra salud, no solo emocional y espiritual sino también física.

Puedes glorificar a Dios con esta actividad fortaleciendo tu corazón, tus piernas, tus brazos, con todo lo que Dios ha puesto en ti, siendo una forma de agradecimiento por tu cuerpo.

Así como debes alejar tu cuerpo y apartarlo de todo pecado, también debes cuidarlo para tener un cuerpo sano (y mantenerlo alejado de aquello que lo perjudica, ya sea comida o sustancias que dañan tu cuerpo.)

Nuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, y mantenernos sanos es importante, espiritualmente y físicamente, para no atraer enfermedades como: obesidad, enfermedades crónicas, diabetes, e incluso depresión —una enfermedad mental.

Muchas personas hacen ejercicio por diferentes razones, algunos quieren bajar de peso, otros aumentar su masa muscular, otros mejorar su condición física, o solo para mejorar su salud; pero algunas veces la finalidad es sentir la aprobación de su cuerpo por otros y hay que cuidarnos de no llegar a este punto porque puede convertirse en vanidad.

La vanidad es un pecado que vuelve a las personas fans excesivos de sí mismos buscando siempre la admiración. 1ª Pedro 3:3-4 dice:

La belleza no depende de las apariencias, sino de lo que hay en el corazón.

Enfocarte en tu salud o querer mejorar tu aspecto físico no está mal, es bueno que te preocupes por estar bien, pero no olvides que lo que hay dentro de ti siempre expresara quién eres y cómo eres. Tu cuerpo nunca te definirá.

Existen testimonios cristianos de hombres y mujeres que deseaban bajar de peso o tener un mejor cuerpo, y hasta le pidieron ayuda a Dios y lo lograron.

Proverbios 31:30 dice:

La hermosura es engañosa, la belleza, es una ilusión; solo merece alabanzas la mujer que obedece a Dios.

No es malo querer verte bien pero la belleza física en algún momento se acabará pero la belleza interior jamás.

Siempre será importante que estés bien tanto por fuera como por dentro y, en especial, que siempre estés bien con Dios —poniéndolo siempre en primer lugar— porque puede llegar a suceder que por poner tu cuerpo antes que a Dios caigas en el pecado de idolatría.

Muchas veces existen cosas, situaciones o personas que terminamos idolatrando, por ejemplo: el trabajo, la escuela, la pareja, los amigos, el dinero, pasatiempos, habilidades, etc. Muchas cosas pueden quitar tu enfoque de Dios, quien debe ser tu prioridad y tu forma de vivir.

Recuerda que el enemigo usa la mente como arma y él puede enfocar tu mirada hacia tu propio bienestar y hacia lo que te hace sentir bien, tal vez eso que te hace sentir con poder.

Hacer ejercicio es una actividad que puedes usar a tu favor, por ejemplo, hace poco vi un video en YouTube, sobre la relación del ejercicio y Dios donde había comentarios muy positivos sobre como ligaban a Dios en el ejercicio: «Yo voy al gimnasio para alejarme de las drogas y de las malas amistades»; «Hacer ejercicio para mí es una manera de no pecar contra Dios, ya que me salgo de mi casa para no estar solo y mirar pornografía. Y el hecho de comenzar a hacer ejercicio mantiene mi mente distraída».

No es obligatorio ponernos a hacer ejercicio todo depende de la decisión de cada uno. Por ejemplo en este mismo video que vi en YouTube, un chico comentó que no le gusta hacer ejercicio sino que solo alimentarse bien, ya que piensa que al hacer ejercicio se aleja de Dios. La razón es porque él ve que lo vuelve su prioridad.

Al final de cuentas, solo importa la opinión de Dios y es al único que debemos escuchar.

Imagen de Ichigo121212 en Pixabay

Consejos

Dios nos ha dado un cuerpo que quiere que cuidemos y que mantengamos sano emocional, espiritual y físicamente.

Mantener tu salud en buen estado con cuidados como ejercicio y buena alimentación traen beneficios a tu vida.

El ejercicio es una manera muy buena de ocupar tu tiempo, de volverlo una actividad para convivir con alguien y hablarle de Dios, o ayudar a alguien a estar motivado para que pueda lograr su meta al hacer ejercicio. También para alejarte de actividades que te causan pecar contra Dios.

Como consejo te puedo decir que antes de iniciar, ores y le encomiendes a Dios tus actividades físicas para que te dé la fuerza, la paciencia y el compromiso.

Puedes ponerte audífonos si es que estas en un lugar abierto o si es en tu casa utilizar tu bocina o desde alguna aplicación puedes poner cantos que te motiven, o tal vez escuchar algún podcast o algunas predicaciones.

Si eres nuevo en esto, existen muchas aplicaciones que te ayudan a llevar una rutina de actividad física, también puedes apoyarte en amigos que se ejercitan, o si tienes la posibilidad de asistir a un gimnasio, ahí puedes encontrar un coach que te guíe —siempre es recomendable que te guíe alguien que sabe y que tiene estudios profesionales ya que cuidará tu cuerpo y evitará que te lastimes.

Son muchas las maneras en que puedes iniciar o llevar tu nueva rutina de ejercicio. Es bueno también que lleves una dieta saludable o que cambies tu alimentación de esa comida que te hace daño por algo que te beneficia.

1ª Timoteo 4:8 dice:

El entrenamiento físico es bueno, pero entrenarse en la sumisión a Dios es mucho mejor, porque promete beneficios en esta vida y en la vida que viene.

Esto quiere decir que el ejercicio es bueno pero no como ejercitar nuestra relación con Dios en obediencia y amor.

Dedica un tiempo específico para ejercitar tu cuerpo, pero también dedica un tiempo para ejercitar tu espíritu y tu relación con Dios.

Bajar de peso o aumentar tu masa muscular o cual sea tu propósito al hacer ejercicio nunca debe dejar que Dios deje de ser tu prioridad. Pon a Dios primero en todo y verás como Dios te ayudara en lo demás, tendrás que hacer tu esfuerzo pero Dios te sostendrá y te fortalecerá para que logres tu propósito. Y que la opinión más importante de ti no sea el mundo, sino sea solo la de Dios.

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