AGOSTO: Mes de la Biblia

Misionero Macario Torres.

Agosto, mes de la Biblia ¿Por qué agosto?

“La Sociedad Bíblica de México, instituyó desde hace varias décadas en nuestro país el mes de agosto como El Mes de la Biblia, y su último domingo como El Día de la Biblia. Los cristianos evangélicos aprovechan estas fechas para promover la lectura y difusión de la Palabra de Dios, y hacen esfuerzos para apoyar espiritual y económicamente a esa Sociedad para adquirir y esparcir la palabra de Dios”.

La Palabra de Dios es un regalo es un medio de gracia que el Dios omnipotente nos ha dado, para conocerle. Es un tesoro por descubrir, decía San Agustín que en ella podemos estar sentados en la playa mojándonos los pies o podemos sumergirnos en sus profundidades. Es en ella donde tenemos que ir a en busca de refugio y descanso para nuestras almas, sus palabras son como un bálsamo, el salmista exclamo “ella es mi consuelo en la aflicción” Sal. 119:50 “; si tu ley no hubiera sido mi delicia, Ya en mi aflicción hubiera perecido”, versículo 92 en estos tiempos tan difíciles, malos y llenos de incertidumbre, la Palabra de Dios es una luz que alumbra nuestra obscuridad, y nuestra ignorancia “Lampara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino.” Sal. 119:105


Sin la Biblia no conociéramos a nuestro salvador Jesucristo. Jn. 20:31 “Pero éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que, creyendo, tengáis vida en su nombre”. La palabra usa varias figuras poderosas para referirse a las Escrituras, Jeremías 23: 19 ¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra? Pedro la llama leche 1 Pe. 2:2, la espada del Espíritu Ef. 6:17, ¡hoy más que nunca necesitamos ir a las escrituras vivimos días malos!

¿Pero cuál es el propósito de las escrituras para nuestros días? En 2 Tim. 3: 14-17 vemos una clara y sucinta razón del propósito de las escrituras .

EL PRINCIPAL PROPOSITO DE LA ESCRITURA, REVELARNOS LA SALVACION EN CRISTO

Pablo escribiendo a Timoteo le insiste y le exhorta a continuar instruyéndose en las Escrituras

“Pero persiste tú en lo que has aprendido y te persuadiste, sabiendo de quién has aprendido; y que desde la niñez has sabido las Sagradas Escrituras, las cuales te pueden hacer sabio para la salvación por la fe que es en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.”

a) Dos razones por las que Timoteo conoció las Escrituras

Agradó a Dios dar a entender a la mente y al corazón de Timoteo el mensaje de la Palabra por medio de piadosos individuos humanos. ¿Quiénes fueron estos? su abuela Loida su madre Eunice (2 Tim. 1:5), y su maestro el apóstol Pablo el Apóstol (2 Tim. 10 y 11).  Y La excelencia de la Sagradas Escrituras sobre las que están basadas las sanas doctrinas en las que está persuadido y convencido plenamente en su fe en el Señor Jesucristo.

b) Por eso es importante ensenar a nuestros hijos la palabra de Dios desde pequeños

Timoteo desde pequeño había sido instruido en las Escrituras del antiguo Testamento Por su abuela y su madre, y por el apóstol Pablo lo adoctrino en el conocimiento del evangelio de la gracia de Dios, Timoteo fue su discípulo, y ayudante en la misión (Fil. 2: 19-24) y después el seria su sucesor quedando como obispo en Éfeso según la tradición. Que bendición haber aprendido las escrituras desde la niñez. Timoteo llego a ser un gran siervo muy usado por el Señor para extender su reino.

Esto es de importancia considerable, y esto especialmente en la educación de los hijos que aún no saben leer o no saben interpretar las Escrituras por sí mismos. Los judíos lo primero que enseñaban a sus hijos era la santidad e iniciaban leyendo el libro de Levítico. Nosotros tenemos que señalarles al salvador que murió por ellos y por sus pecados y mostrarles la hermosura de obra de redención que el hizo por ellos para vivir vidas santas para él.

Los padres tienen la firme tarea de enseñar la Biblia a sus hijos pequeños y llevarlos a la fe en Cristo.  Dos referencias (Pr. 22:6) “Instruye al niño en su carrera: Aun cuando fuere viejo no se apartará de ella”. (Dt. 6:4) “Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es. Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas. Y estas palabras que yo te mando hoy, estarán sobre tu corazón; y las repetirás a tus hijos, y hablarás de ellas estando en tu casa, y andando por el camino, y al acostarte, y cuando te levantes”. Instruye a tus hijos en la Palabra, que es útil para enseñar, para redargüir, para instruir en justicia. Dios se interesa en que sepamos su palabra que nos ha encargado, él es el autor y tiene un propósito bien claro de lo que él quiere de nosotros. Pero tenemos que enseñarla también a otros, o dejar que otros nos la enseñen.

¿Valdrá la pena leer la Biblia?

1. Estadísticas fidedignas nos dicen que el 90 % de los cristianos no han leído la Biblia cuando menos una vez en su vida. Necesitamos iglesias vivas lectoras de la Biblia, iglesias fuertes, maduras en la fe que sepan enfrentar al mundo con conocimiento.
2. Si queremos ver una iglesia viva, madura y cumpliendo con la misión de Dios tenemos que leer la Biblia todos los días, no de vez en cuando. Todo verdadero cristiano sea hombre, mujer joven, niño, o anciano, deberían estar aprendiendo la Biblia con otros y después también enseñarla a otros, así cumpliendo con la misión de Dios extendiendo el reino.
3. Hermano enseña la Biblia a otros el primer campo misionero son los cristianos nominales, segundo nuestros propios hijos, y en tercer lugar los inconversos.
4. Como iglesia debemos promover fuertemente la lectura sistemática de la Biblia, Primero en lo personal luego con nuestra familia, luego en grupos de estudio en la iglesia. Los beneficios de leer las Escrituras son inmensos. 

Leamos la biblia, vivamos la Biblia, compartamos la Biblia, regalemos la Biblia, comparte vida y salvación.

Una frase muy fuerte que me impacto. “La respuesta que demos a la palabra de Dios es cuestión de vida o muerte”.

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