Por Ana Elizabeth Martínez

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Quiero compartirte mi visión de este extracto de la Biblia.

«No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.»

Romanos 12:2 RVR1960

¿Te ha pasado que no entiendes por qué estás pasando por una situación tan difícil o por qué Dios permite que pase tal o cual cosa? Este versículo promete que comprobaremos cuál es la voluntad de Dios, que además de ser buena, es agradable y perfecta.

Este siglo.

Antropológicamente una cultura se forma por ideas del pasado (contexto o historia) e ideas del presente (aquello que la sociedad acepta y establece como debido).

Cuando el apóstol dice «este siglo» se refiere a la cultura en la que vivimos, es decir, este tiempo, la época en que estamos.

Si analizamos nuestra actual cultura, podemos ver que predomina:

  • El paganismo: La gente no adora a Dios (ateísmo, agnosticismo, apostasía, etcétera).
  • La idolatría: No solamente incluye la adoración a otros dioses, sino a uno mismo, al dinero, al cuerpo, a las posesiones, al poder, etcétera (esto se ve reflejado en la tolerancia y aprobación de la homosexualidad, el aborto, entre otras situaciones no solamente aceptadas social y legalmente sino como una cultura que presiona fuertemente).
  • La avaricia y la codicia: El hecho de siempre querer tener más y mejores cosas (capitalismo, acumulación de la riqueza en una pequeña parte de la población, pobreza extrema, etcétera).
  • El egoísmo: Ya sea en forma de individualismo o de la búsqueda del beneficio propio encima de los valores éticos.

En general, podemos observar como abunda el pecado debido a que nuestra sociedad tolera, luego acepta y propugna ideas que se transforman en conductas que Dios claramente reprueba.

No os conformeis.

«La palabra ‹conformar›, del latín conformare, significa «estar de acuerdo“, o “dar una imagen completa”. Sus componentes léxicos son: el prefijo con– (convergencia, reunión) y forma (figura, imagen)».

Sino transformaos.

«La palabra ‹transformar› viene del latín transformare y significa «cambiar de forma». Sus componentes léxicos son: el prefijo trans– (de un lado a otro) y forma (figura, imagen)».

Literalmente, este texto nos dice: no tomes esa forma, sino cambia de forma, o no tomes la forma de este siglo, sino cambia de forma.

En mi interpretación, Dios nos dice: no adoptes las ideas de esta sociedad y esta cultura, no adoptes las conductas de esta sociedad y esta cultura, sino adopta otras ideas y otras conductas, es decir, sé transformado.

Renovación de nuestro entendimiento.

La palabra renovar indica hacer nuevo o volver a su primer estado.

Siguiendo la idea de los párrafos anteriores, la manera de no adoptar las ideas y las conductas de la sociedad en que vivimos es adoptar las ideas y conductas que Dios ha establecido.

Logramos aceptar lo que Dios ha establecido cuando volvemos nuestro entendimiento a su primer estado: antes de la caída, cuando no conocíamos corrupción, pues esa es nuestra naturaleza original.

Aceptar lo que Dios ha establecido no es sencillo cuando:

  • Vemos que la conducta pecaminosa da más placer que obedecer los mandamientos de Dios.
  • Los malos pensamientos son más fáciles de generar que los buenos.
  • Solo somos aceptados cuando adoptamos las ideologías de la mayoría.
  • Nuestra naturaleza tiende a lo malo.

Por eso Dios nos manda a alejarnos intencionalmente de las ideas y conductas del mundo, a rechazar voluntariamente los malos pensamientos y deseos que se gestan automáticamente en nuestro corazón, y a adoptar deliberadamente su palabra como la única verdad en nuestra mente (permitiendo que dicte nuestra conciencia y determine nuestro entendimiento) y en nuestro corazón (donde nacen los deseos y las intenciones).

Solo así dejaremos de ser llevados por cualquier doctrina errónea y por filosofías e ideologías de hombres basadas en mentiras y errores planteados astutamente para parecer lógicos. Y podremos comprobar que su voluntad es buena, agradable y perfecta.

Aquí y ahora.

Hoy mas que nunca, necesitamos proclamar, publicar, divulgar, anunciar, pregonar la verdad, la única verdad.

No dejes que las ideas de la sociedad y de la cultura permeen tu mente, pues Dios excede cualquier cultura, sociedad y época.
Y cuando no lo puedas entender, piensa que cualquier dios que quepa en el cerebro humano, es demasiado diminuto para ser Dios.


Preguntas para reflexionar:

  1. ¿Qué tipo de contenido estás viendo en la televisión, en las redes sociales, en tu entorno? ¿Estás viendo violencia, muerte, sexo ilícito, falta de respeto, adoración de algo ajeno a Dios (sea al dinero, al poder, al cuerpo o a sí mismo)?
    Aliméntate de lo bueno, lo justo, lo inocente, lo piadoso, lo santo. Sé santo en todo lo que ves, lo que oyes, lo que dices y en donde andes.
  1. ¿Alguna vez has pensado que no debías predicar el evangelio como la única verdad?
    No dejes que la corriente de este mundo te arrastre, sino vence el mal con el bien, pues el evangelio es poder de Dios para salvar. Solo Él tiene el poder de abrir los ojos del perdido.

Aplicación:

«De poco sirve arrepentirse si volvemos a tropezar con la misma piedra».

Cambia tu conducta y tus pensamientos intencionalmente, no basta con querer hacerlo, recuerda que el camino a la perdición está lleno de buenas intenciones: muestra tu fe por tus obras.

Pídele a Dios que te dé abundantemente de su gracia, es todo lo que necesitas, pues su poder es suficiente donde nuestra debilidad no lo es.

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Me gustaría leer qué piensas de predicar el evangelio como la única verdad y qué formas de idolatría observas en nuestros días (idolatría moderna).

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