Especial 10 de mayo 2020

En este día dedicado a las mamás, decidimos hacer una entrevista de tres preguntas a diferentes mujeres que han tenido el privilegio de dar a luz y que nos ilustran con sus aprendizajes y sus vivencias.
Espero que sea tan enriquecedor para ti leer cada respuesta como lo ha sido para mí.
1.¿Cuál es el mayor aprendizaje que rescatas de la maternidad?
Para mí, el mayor aprendizaje es darte cuenta del poder de Dios al privilegiarnos con la maternidad; la capacidad que nos da, como mujeres, de tener bebés, es hermoso.
— Norma Alcántara
Podría parecer trillado, pero ser mamá me llevó a depender más de Dios. Entré en pánico cuando nació Anabel, quizás por los problemas de salud que tuve previos a su nacimiento prematuro y por estar internada por once días. Todo lo que se refiere a la crianza de un bebé fue difícil para mí. Hubieron tiempos de crisis que me llevaron a pensar que la maternidad no era para mí. Sin embargo, poco a poco, con la ayuda de Dios, de Eusebio, de mi mamá, y mujeres que Dios puso cerca de mi fui tomando confianza.
Cuando nació Ariel todo fue más fácil.
El mayor reto se presentó cuando comenzaron a crecer y manifestar su propio carácter, personalidad y necesidades específicas que como niños tienen durante su desarrollo. En estas etapas es donde en muchas ocasiones por tantas ocupaciones y los afanes de esta vida, uno las pasa por alto, es cuando yo quisiera regresar el tiempo para poder estar ahí y rectificar acciones, actitudes, palabras, en fin
Bueno, eso no es posible, sin embargo puedo decir con seguridad que Dios no me ha dejado en esto de ser madre. He acudido a él, y sigo acudiendo incontable número de veces para pedir consejo, fortaleza, sabiduría, paciencia y muchas otras cosas más y, ¡el Señor ha estado ahí siempre para proveer todo lo que necesito!
También puede parecer trillado decir que, mis hijos han sido, son y serán siempre una bendición para mi vida y, sí ¡lo son!
Le doy gracias a Dios por prestármelos ¡Gracias Dios por mi hija Anabel y mi hijo Ariel!
—Lupita Gutiérrez
Es algo muy sorprendente sentir que llevas un ser vivo dentro de ti, Es algo muy bonito y que genera muchas emociones y sentimientos. Personalmente, me enfrenté a muchos retos y aún en la actualidad, en cada etapa que han pasado mis hijos; son diferentes pero con amor y la ayuda de Dios he seguido adelante.
— Alma Alcántara
El amor por los hijos te hace superar tus dudas y más profundos temores.
Cuando Elienaí nació, yo acababa de cumplir 19 años, así que no tenía ni idea de cómo enfrentar la maternidad, y encima, la prueba fue más dura de lo esperado, pues ella nació con malformaciones y el reporte médico fue: quizá no amanezca… Por una extraña razón, saber esto me devastó. ¿Qué iba a pasar?
Mientras estaba en la sala de recuperación, tuve un encuentro con el Espíritu Santo, donde derramé mi alma y clamé por ayuda. Desde entonces, Dios ha sido fiel y bondadoso y la ayuda que le pedí vino sin duda.
Nunca me dejó durante los 14 años que le concedió de vida.
Nunca me llamó mamá, porque nunca habló; nunca la vi caminar y, aunque fue algo duro para vivir, Dios me acompañó siempre e hizo que todo fuera glorioso a su lado.
Cuando Cristian llegó todo fue diferente y con Yoshua, no se diga…
Uno se convirtió en mi oasis y otro en mi maestro.
Según lo que leí en un libro, reconocerlos en su papel me ayudó mucho a aceptar el rol que debía seguir con cada uno. He aprendido que ambos son diferentes y que necesitan un trato diferente, pero que necesitan de la misma manera todo el amor que pueda darles antes de que salgan a vivir sus vidas independientes.
Trato de hacerme a la idea y de imaginar cómo cambiarán los roles que tenemos y cómo será nuestra relación en el futuro. Ser madre te da energías cuando sientes que ya no tienes, te inunda el corazón de amor con pequeños detalles que ellos puedan tener contigo, te pone a prueba cada vez que se enferman o enfrentan alguna dificultad. Te cambian la vida, ya nada es igual y dejas de pensar en el yo para comenzar a pensar más en ellos y sus necesidades que en las propias.
—Consuelo Pérez
El aprendizaje que obtuve durante la etapa de la maternidad, fue de confiar y depender de Dios al 100%.
Debido a problemas de salud que se me manifestaron en mis dos embarazos, decidí poner mi mirada en él y no en las circunstancias.
Doy gracias a mi Dios me ha dado dos hijos que han sido y son una bendición para mi vida.
—Mónica Torres
Cuando yo quedé embarazada, no estaba preparada, pues mi plan era esperarme un año más, y no había hecho como muchas mujeres hacen de leer sobre la maternidad y prepararse. Pero al ir al doctor, comencé a entender el cambio emocional y físico, y comprendí la magnitud, pues llevaba una vida dentro de mí.
Como estaba trabajando en ese tiempo, me enfrenté a una disyuntiva: ser mamá de tiempo completo o seguir trabajando, o cómo le iba a hacer. Y seguí trabajando.
A los tres meses comenzó un proceso en el cual disfruté de mi maternidad de una manera espectacular, al máximo. Ver mi cuerpo cambiar y al bebé crecer es una experiencia que difícilmente se describe con palabras, pero la emoción es hermosa.
En ese tiempo, no conocía de Dios, entonces yo me atribuía a mí la maravilla de ser mamá y dar a luz. Veía sus piecitos, sus ojos y su carita, lo veía completo, lo veía perfecto, pero no entendía que yo solo había sido el medio por el cual Dios daba la vida.
Ese fue uno de mis aprendizajes, que yo fui privilegiada por parte de Dios para ser madre.
Por otro lado, aprendí que no es tan bueno que los abuelos se encarguen de educar al hijo. Yo trabajaba y me di cuenta de que la economía no es lo que necesita un hijo, él necesita tiempo, dedicación, esfuerzo, tu vida. Y ahora pienso que si pudiera volver atrás, le daría más tiempo, e incluso habría dejado mi trabajo solo por estar con él.
También, no perder de vista que primero es tu pareja y tú, y luego los hijos. Es un error que muchos cometen sin darse cuenta.
— Juanita Vega
2.¿Qué elemento de la maternidad encuentras en Dios?
No cabe duda de que Dios es tan perfecto y sabio al haber creado a la mujer con esta gran capacidad.
— Norma Alcántara
Hay dos citas en Isaías 42:14 y 46:3,4 donde Dios habla a Israel con mucha vehemencia comparando su celo y amor por su pueblo como una madre cuando pare a sus hijos, y el amor incondicional de una madre por sus hijos aún cuando estos ya están viejos. Me encanta en la NVI.
—Lupita Gutiérrez
Ser mamá es un don que Dios nos dió y ha sido un privilegio tener a mis hijos, cada uno ha sido una bendición.
Lo que veo de Dios es amor, protección, paciencia, corrección, bondad, misericordia, amistad.
— Alma Alcántara
Algún día alguien predicó algo que revolucionó mi manera de pensar sobre Dios. Esta persona dijo que Dios tenía en sí mismo la masculinidad y la feminidad, pues su palabra dice que varón y hembra los formó, a imagen de Dios los creó.
Para mí había sido difícil tener una sana relación con Dios debido a que me decían que era mi padre y cuando lo relacionaba con la imagen de mi papá en la tierra, todo era un desastre, pensaba en él como alguien egoísta y castigador.
Después de entender que también poseía las cualidades de una madre, me fue más fácil comprender su amor, su misericordia, su entrega, su pasión y protección, pues mi madre fue ejemplo para mí en todas esas áreas.
También me enseñó que como madre de una niña discapacitada tenía que aprender a dar el amor ágape que proviene de él, dar todo, sin esperar nada a cambio, y aunque sinceramente, hoy, con mis hijos mis expectativas son grandes, sé que si ellos logran sus propias metas siguiendo en los caminos de Dios seré la más feliz de las madres.
Dios es padre/madre amoroso, misericordioso, perdonador, tierno, comprensivo, líder, protector, proveedor y —como mi mamá lo fuera para mí— muchas veces, consentidor.
—Consuelo Pérez
Para mí el elemento de la maternidad es la espera. ¡Nosotras como mujeres, esperamos nueve meses para tener a nuestro hijo y Dios espera pacientemente que nosotros decidamos aceptarlo como nuestro Señor y Salvador!
—Mónica Torres
Que Dios nos adopta, no éramos hijos pero nos hace sus hijos y nos ama como a hijos.
También veo a Dios en cada proceso de la maternidad, en la formación del bebé, cuando nace y respira, cuando crece y se va haciendo independiente.
—Juanita Vega
3.¿Cuál podría ser el mejor regalo que podrías recibir este 10 de mayo?
No soy exigente en regalos pero sí me gustan las flores (solo que no sean rosas), pero me doy por bien servida con un abrazo y un beso.
— Norma Alcántara
Obviamente no sólo el día festivo sino en cualquier fecha, que mis hijos estén bien, plenos, satisfechos, contentos ¡felices!
—Lupita Gutiérrez
No lo sé, podría decir que unos chocolates pero se que eso no es lo mejor. Más bien, me gustaría que mis hijos y mi familia estemos con salud, unidos, que el amor se manifieste en nosotros pero sobre todo que tengamos el mismo sentir para con Dios: leer, escudriñar y escuchar su palabra y que le sirvan al Señor.
— Alma Alcántara
Soy muy bendecida al saber que mi esposo, hijos y familiares estamos sanos. Pero recibir una carta con la expresión del amor de mis hijos y por qué me aman sería un excelente regalo. El contacto físico y las palabras de afirmación son mi lenguaje de amor.
—Consuelo Pérez
El mejor regalo del 10 de mayo lo recibí hace 23 años, con el nacimiento de mi primer hijo.
Cada año que Dios les permite cumplir un año más de vida a mis hijos, para mí es el mejor regalo.
¡Doy gracias a Dios por bendición de ser madre!
—Mónica Torres
En este tiempo que estamos viviendo, anhelo un abrazo de mi hijo Mauri, de mis nietos, de Cristy y Erick, de mi nuera, de toda mi familia.
Y en especial quiero que Dios me permita un día completo sin teléfonos celulares con Mauri, en el cual podamos comer, tomar café y comer pastel, helado, reír y pasar tiempo.
—Juanita Vega
